domingo, marzo 12, 2006
TIPOS DE HADAS
Existen siete cortes en el reino de las hadas. Cada corte tiene su reina y se manejan independientes unas de otras.
Así como existen cortes más sutiles y más oscuras (ó densas).
El Reino de las Hadas Blancas: es el más sutil. Son las hadas del aire y su misión es mantenerlo limpio y respirable. Asisten a los árboles y plantas que procesan oxígeno y viven en castillos de cristal difícilmente vistos por el hombre. Aman el canto y las historias por lo que suelen trabajar entonando canciones, tocando instrumentos ó contándose historias unas a otras. El hombre atento será inspirado por ellas sin saberlo.
Juntas pueden manipular el clima.
El Reino de las Hadas Verdes Menores: está compuesto por hadas pequeñas que nacen de cada planta ó flor y mueren con ellas. Son instintivas y básicas, y suelen bailar por las noches en rondas. Rara vez se conectan con los humanos y pueden ser muy vengativas.
El Reino de las Hadas Verdes Mayores: forman parte de este reino las hadas de los árboles. Como viven muchos años, suelen sobrevivir a su árbol individual y ayudan a las Dríadas a preservar las especies. Son quienes más trato tienen con los elfos y duendes.
El Reino de las Dríadas: está compuesto por las protectoras de las especies. Por lo tanto nos encontraremos con un hada verde por cada robleAsí pero también encontraremos a una Dríada que protege a toda la especie de Robles.
El Reino de las Hadas del Agua: estas hadas protegen las fuentes y manantiales. Muchos las confnden con sirenas u ondinas pero no poseen cola de pez. Si bien pueden vivir en el agua sólo pasan largas temporadas para asistir a todas las plantas subacuáticas como las algas y los corales. Son conocidas como oráculos allí donde los videntes consultan en pozos o cuevas con fosas de agua. Concen todas las recetas de brebajes y pociones. Estas hadas pueden nacer por efecto de la magia de algunos seres como el Camahueto (en Chile y Argentina)
El Reino de las Hadas Madrinas: Estas hadas son las únicas que no nacen de una planta o árbol. La primera risa de un bebé estalla en millones de hadas que sólo mueren cuando este niño o cualquier adulto segura que las hadas no existen. Cuando crecen se convierten en hadas domésticas, que ayudan en los quehaceres del hogar y de ancianas reparten dones y castigos a quienes lo merecen. Son aquellas que más relatos poseen ya que aman relacionarse con el Hombre. Campanilla en Peter Pan, las hadas de la Bella Durmiente, la Cenicienta y la anciana que maldice al principe en La Bella y la Bestia son apenas unos cuantos ejemplos de estos fascinantes seres.
El Reino de las Hadas Oscuras o Negras: Estas hadas, al contrario de las Hadas Madrinas, han perdido su fe en el Hombre y aseguran que la única manera de que la Tierra vuelva a ser un Edén es eliminándolo de la faz de la Tierra. Altaneras, coléricas y vengativas son quienes más daño hacen a la reputación de las hadas. Suelen castigar a quienes se le acercan, maldicen a los niños o los cambian por elementales disfrazados. Hacen tratos con brujas y hechiceros pero siempre encuentran una manera de matar a sus aliados. El ejemplo más conocido es Malicia, el hada de la Bella Durmiente, Melissenda y mi nueva serie de novelas: “Deseos, Hechizos y dondes”
Las Hadas Rojas: Estas hadas son hadas solitarias y pueden haber nacido en cualquiera de los reinos pero han decidido apartarse de la vida de los reinos y actúan por cuenta propia. En su mayoría son hadas que han pasado por una situación traumática. Ya sea porque han dado su vida por la comunidad, se han sacrificado por un humano o se han enamorado. Hay quienes aseguran que han trascendido de su condición de simple elemental y están un paso más alla, aunque nunca llegarán a ser ni humanas ni ángeles.
Así como existen cortes más sutiles y más oscuras (ó densas).
El Reino de las Hadas Blancas: es el más sutil. Son las hadas del aire y su misión es mantenerlo limpio y respirable. Asisten a los árboles y plantas que procesan oxígeno y viven en castillos de cristal difícilmente vistos por el hombre. Aman el canto y las historias por lo que suelen trabajar entonando canciones, tocando instrumentos ó contándose historias unas a otras. El hombre atento será inspirado por ellas sin saberlo.
Juntas pueden manipular el clima.
El Reino de las Hadas Verdes Menores: está compuesto por hadas pequeñas que nacen de cada planta ó flor y mueren con ellas. Son instintivas y básicas, y suelen bailar por las noches en rondas. Rara vez se conectan con los humanos y pueden ser muy vengativas.
El Reino de las Hadas Verdes Mayores: forman parte de este reino las hadas de los árboles. Como viven muchos años, suelen sobrevivir a su árbol individual y ayudan a las Dríadas a preservar las especies. Son quienes más trato tienen con los elfos y duendes.
El Reino de las Dríadas: está compuesto por las protectoras de las especies. Por lo tanto nos encontraremos con un hada verde por cada robleAsí pero también encontraremos a una Dríada que protege a toda la especie de Robles.
El Reino de las Hadas del Agua: estas hadas protegen las fuentes y manantiales. Muchos las confnden con sirenas u ondinas pero no poseen cola de pez. Si bien pueden vivir en el agua sólo pasan largas temporadas para asistir a todas las plantas subacuáticas como las algas y los corales. Son conocidas como oráculos allí donde los videntes consultan en pozos o cuevas con fosas de agua. Concen todas las recetas de brebajes y pociones. Estas hadas pueden nacer por efecto de la magia de algunos seres como el Camahueto (en Chile y Argentina)
El Reino de las Hadas Madrinas: Estas hadas son las únicas que no nacen de una planta o árbol. La primera risa de un bebé estalla en millones de hadas que sólo mueren cuando este niño o cualquier adulto segura que las hadas no existen. Cuando crecen se convierten en hadas domésticas, que ayudan en los quehaceres del hogar y de ancianas reparten dones y castigos a quienes lo merecen. Son aquellas que más relatos poseen ya que aman relacionarse con el Hombre. Campanilla en Peter Pan, las hadas de la Bella Durmiente, la Cenicienta y la anciana que maldice al principe en La Bella y la Bestia son apenas unos cuantos ejemplos de estos fascinantes seres.
El Reino de las Hadas Oscuras o Negras: Estas hadas, al contrario de las Hadas Madrinas, han perdido su fe en el Hombre y aseguran que la única manera de que la Tierra vuelva a ser un Edén es eliminándolo de la faz de la Tierra. Altaneras, coléricas y vengativas son quienes más daño hacen a la reputación de las hadas. Suelen castigar a quienes se le acercan, maldicen a los niños o los cambian por elementales disfrazados. Hacen tratos con brujas y hechiceros pero siempre encuentran una manera de matar a sus aliados. El ejemplo más conocido es Malicia, el hada de la Bella Durmiente, Melissenda y mi nueva serie de novelas: “Deseos, Hechizos y dondes”
Las Hadas Rojas: Estas hadas son hadas solitarias y pueden haber nacido en cualquiera de los reinos pero han decidido apartarse de la vida de los reinos y actúan por cuenta propia. En su mayoría son hadas que han pasado por una situación traumática. Ya sea porque han dado su vida por la comunidad, se han sacrificado por un humano o se han enamorado. Hay quienes aseguran que han trascendido de su condición de simple elemental y están un paso más alla, aunque nunca llegarán a ser ni humanas ni ángeles.
LA DRIADA MAS HERMOSA
La Caá Yarí es sin dudas la dríada más hermosa de nuestro país. Es el hada protectora de los yerbatales. Será porque el mate es mi bebida preferida o porque las historias que cuentan de ella son fascinantes pero es a quien elijo como la reina de las hadas Argentinas.
HADAS LITORALEÑAS
Para el tercer libro de la trilogía Diario3:Litoral hice estas hadas. El libro lo terminé en Febrero del 2005 y saldrá a la venta en la Feria del Libro Internacional de Buenos Aires en Abril.
HADAS NORTEÑAS
HADAS PATAGONICAS
Estas hadas las realicé durante el año 2003 para el libro Dario 1: Patagonia de la trilogía Seres Mitológicos Argentinos.
NATURALES O SOBRENATURALES
Cada tanto escucho hablar de las Hadas como Seres Sobrenaturales y debo reconocer que yo mismo muchas veces termino cayendo en la tentación de utilizar ese título para denominar, no sólo a esta especie sino a todas las que forman el Reino Mágico.
Pero quizás el escritor más indicado para hechar luz en cómo debería nombrárselos es JRR Tolkien. En su ensayo “On Fairy Stories” (Sobre cuentos de hadas) dice: “La palabra SOBRENATURAL es delicada y peligrosa en cualquiera de sus significados, sea éste extenso o estricto. En cualquier caso, difícilmente puede aplicarse a las hadas, a menos que SOBRE se tome como prefijo puramente superlativo (y muchas veces de menor envergadura); porque las hadas son naturales, muecho más naturales que él. En eso consiste su maldición.”
Pero quizás el escritor más indicado para hechar luz en cómo debería nombrárselos es JRR Tolkien. En su ensayo “On Fairy Stories” (Sobre cuentos de hadas) dice: “La palabra SOBRENATURAL es delicada y peligrosa en cualquiera de sus significados, sea éste extenso o estricto. En cualquier caso, difícilmente puede aplicarse a las hadas, a menos que SOBRE se tome como prefijo puramente superlativo (y muchas veces de menor envergadura); porque las hadas son naturales, muecho más naturales que él. En eso consiste su maldición.”
BIFURCACIONES
–Dios es dual –dijo la anciana con un hilo de voz.
–¡No es así! –el fraile casi vociferaba mientras se ponía de pie de un salto-. Dios no tiene representación, no tiene forma física.
–Sin embargo cada vez que veo una imágen de Dios, es un hombre de barabas largas, un hombre. Incluso uno piensa en él y no en ella cuando lee los textos sagrados.
La anciana no parecía haber reparado en la cólera de su invitado y continuó sirviendo aguamiel en los jarros. El fraile no había visto la sonrisa que afloraba sutil en las hajadas comisuras de la anciana.
“–Y está muy bien –se apresuró a continuar mientras sacaba del horno una hogaza enorme, que despedía un perfume embriagado.- Así debe ser. Cuando las religiones son dirigidas por los hombres es más fácil hablar con la parte masculina de Dios. No sería lógico de otra forma.
El fraile no parecía disgustado del todo con la afirmación. No podía imaginar sus largas charlas en soledad con una bellísima diosa susurrándole al oído. Además el pan olía tan bien y el jarro de aguamiel era tan generoso que y podía escucharla durante un tiempo más sin discutir.
-–Hace mucho tiempo, cuando los hombres no habían roto la religión en miles de pedazos inconexos, antes incluso que pisara el mundo con sus pies de barro, Dios decidió crear el Universo, la luz, las luminarias del cielo, la Tierra y todo lo que hay en ella. –la anciana fue hasta la ventana y tomó la bandeja dónde se enfriaba un jamón cocido y lo llevó a la mesa, para luego sentarse y darle al fraile una cuchilla para que lo trozara-. Pero se encontró con un problema: no podía crear la luz sin que en algún sitio se formara la oscuridad, no podía generar los océanos sin que se formaran los desiertos, no habría silencio si no había sonidos, no podía hacer a los animales machos sin que surgieran las hembras. Comprendiendo que en toda su creación debía existir la dualidad, los polos, los opuestos; él mismo debía ser la exaltación suprema de la dualidad, para comprender, asisitir y bendecir aquella nueva experiencia. Y así Dios fue masculino y femenino, el día y la noche, la fuerza positiva y negativa, el Cosmos y la Naturaleza, Madre y Padre.
El hombre de fe saboreaba el festín agradecido pero no perdía palabra de lo dicho por la anciana. Dentro de él reconocía cierta lógica.
“–La fuerza masculina del Cosmos, de los Astros, del Sol, creó a los animales y las plantas. Y finalmente al Hombre y lo puso en custodia de los Ángeles, uno por cada hombre, para que lo aconsejaran y guiarán en su camino al Cielo. La fuerza femenina de la Naturaleza, de la Tierra, bendijo a la mujer para que se multiplicara. Pero su instinto protector la hizo pensar en los animales y las plantas, desprovistos de protectores y a merced de los caprichos del hombre. Acarició a su lado masculino y descendió para besar a cada creación menor y por cada beso nació un ser etérico, un guardián de cada vida inferior, un preservador de las creaciones menores.
–O sea que Dios-mujer es un dios menor –puntualizó el fraile y enjuagó su boca con un trago de aguamiel.
–¿Acaso viviría el Hombre sin animales ni plantas? ¿Acaso puede vivir sobre la roca sin agua ni aire? La creación femenina puede ser sutil, casi imperceptible, pero es imprescindible. La energía de la Naturaleza no necesita brillos rimbombantes ni rituales ni ofrendas, está allí abierta como una madre para acunar al fruto masculino. Puede ser silenciosa y pasar inadvertida pero nada sería sin ella.
El fraile meditó largamente las palabras de la anciana.
–No me convence. La historia es muy poética pero no es más que un cuento de hadas.
–Así es –dijo la anciana y en su espalda aparecieron alas de mariposa que se extendieron mientras la mujer se encogía flotando en el aire. La casa desapareció, al igual que el fuego y todas las delicias de la mesa.
El fraile, sentado en el piso observó el circulo de hongos que lo rodeaba y tuvo el impulso de saltar fuera de él y alejarse, pero sonrió y se quedó quieto contemplándolo. En su paldar todavía sentía el sabor de la cena, la más exquisita que jamás probaría y supo que el resto de su vida añoraría aquellos manjares.
Contempló los árboles, las plantas y los animales del bosque bañados por la luna llena y creyó detectar en ellos un brillo que los rodeaba, y junto a cada uno un destello, como una luciérnaga, que le sonreían.
–¡No es así! –el fraile casi vociferaba mientras se ponía de pie de un salto-. Dios no tiene representación, no tiene forma física.
–Sin embargo cada vez que veo una imágen de Dios, es un hombre de barabas largas, un hombre. Incluso uno piensa en él y no en ella cuando lee los textos sagrados.
La anciana no parecía haber reparado en la cólera de su invitado y continuó sirviendo aguamiel en los jarros. El fraile no había visto la sonrisa que afloraba sutil en las hajadas comisuras de la anciana.
“–Y está muy bien –se apresuró a continuar mientras sacaba del horno una hogaza enorme, que despedía un perfume embriagado.- Así debe ser. Cuando las religiones son dirigidas por los hombres es más fácil hablar con la parte masculina de Dios. No sería lógico de otra forma.
El fraile no parecía disgustado del todo con la afirmación. No podía imaginar sus largas charlas en soledad con una bellísima diosa susurrándole al oído. Además el pan olía tan bien y el jarro de aguamiel era tan generoso que y podía escucharla durante un tiempo más sin discutir.
-–Hace mucho tiempo, cuando los hombres no habían roto la religión en miles de pedazos inconexos, antes incluso que pisara el mundo con sus pies de barro, Dios decidió crear el Universo, la luz, las luminarias del cielo, la Tierra y todo lo que hay en ella. –la anciana fue hasta la ventana y tomó la bandeja dónde se enfriaba un jamón cocido y lo llevó a la mesa, para luego sentarse y darle al fraile una cuchilla para que lo trozara-. Pero se encontró con un problema: no podía crear la luz sin que en algún sitio se formara la oscuridad, no podía generar los océanos sin que se formaran los desiertos, no habría silencio si no había sonidos, no podía hacer a los animales machos sin que surgieran las hembras. Comprendiendo que en toda su creación debía existir la dualidad, los polos, los opuestos; él mismo debía ser la exaltación suprema de la dualidad, para comprender, asisitir y bendecir aquella nueva experiencia. Y así Dios fue masculino y femenino, el día y la noche, la fuerza positiva y negativa, el Cosmos y la Naturaleza, Madre y Padre.
El hombre de fe saboreaba el festín agradecido pero no perdía palabra de lo dicho por la anciana. Dentro de él reconocía cierta lógica.
“–La fuerza masculina del Cosmos, de los Astros, del Sol, creó a los animales y las plantas. Y finalmente al Hombre y lo puso en custodia de los Ángeles, uno por cada hombre, para que lo aconsejaran y guiarán en su camino al Cielo. La fuerza femenina de la Naturaleza, de la Tierra, bendijo a la mujer para que se multiplicara. Pero su instinto protector la hizo pensar en los animales y las plantas, desprovistos de protectores y a merced de los caprichos del hombre. Acarició a su lado masculino y descendió para besar a cada creación menor y por cada beso nació un ser etérico, un guardián de cada vida inferior, un preservador de las creaciones menores.
–O sea que Dios-mujer es un dios menor –puntualizó el fraile y enjuagó su boca con un trago de aguamiel.
–¿Acaso viviría el Hombre sin animales ni plantas? ¿Acaso puede vivir sobre la roca sin agua ni aire? La creación femenina puede ser sutil, casi imperceptible, pero es imprescindible. La energía de la Naturaleza no necesita brillos rimbombantes ni rituales ni ofrendas, está allí abierta como una madre para acunar al fruto masculino. Puede ser silenciosa y pasar inadvertida pero nada sería sin ella.
El fraile meditó largamente las palabras de la anciana.
–No me convence. La historia es muy poética pero no es más que un cuento de hadas.
–Así es –dijo la anciana y en su espalda aparecieron alas de mariposa que se extendieron mientras la mujer se encogía flotando en el aire. La casa desapareció, al igual que el fuego y todas las delicias de la mesa.
El fraile, sentado en el piso observó el circulo de hongos que lo rodeaba y tuvo el impulso de saltar fuera de él y alejarse, pero sonrió y se quedó quieto contemplándolo. En su paldar todavía sentía el sabor de la cena, la más exquisita que jamás probaría y supo que el resto de su vida añoraría aquellos manjares.
Contempló los árboles, las plantas y los animales del bosque bañados por la luna llena y creyó detectar en ellos un brillo que los rodeaba, y junto a cada uno un destello, como una luciérnaga, que le sonreían.